Me dirijo a mi posición en la pista de baile, a nuestro altar temporal, y miro alrededor. El sitio está lleno de pared a pared con todos los clientes habituales, con todas las mujeres que fueron amigas de mamá, y con la amiga de Paula, Yamila.
“Tell Her You Love Her” de Echosmith comienza, y luego veo a Camila caminando por las escaleras, de la mano de Emi.
Tiene su cabello recogido hacia arriba y cubierto con una corona. La pequeña chica está toda vestida, sintiéndose en la gloria como una princesa. Tan pronto como sus pequeños pies golpean el suelo, corre hacia mí y salta a mis brazos.
―Mira a todas estas personas aquí para vernos llegar a ser oficialmente una familia. Son tus súbditos leales, pequeña princesa. Dales la reverencia en la que has estado trabajando.
Ella sonríe y hace la reverencia de princesa, después se vuelve hacia mí y agarra mi cara entre sus pequeñas manos. Se inclina hacia delante y me mira a los ojos, con una
expresión seria en su cara.
―Me lees libros.
―Sí, lo hago. ―No me río, pero en su lugar le sonrío, porque maldición, su dulzura me hace masilla. También me va a hacer darle a esta chica todo lo que quiera.
―Me leerás más de tres. ―Yo cabeceo―. Me sacarás a citas.
―Siempre lo haré. ―Le hago un guiño.
Ella sonríe y parpadea hacia mí, porque simplemente no puede hacerme un guiño todavía.
―Está bien, entonces creo que eres el mejor papá que voy a tener.
Maldita sea, no esperaba eso de una boca de tres años. Me trago mis emociones.
―Mi plan es ser siempre de esa manera.
―Entonces, te llamaré así.
―Me encantaría eso, Camila, casi tanto como te quiero.
Ella envuelve sus bracitos alrededor de mi cuello.
―Yo también te quiero.
Estoy totalmente con un nudo en la garganta. Este es uno de esos momentos en los que me doy cuenta que lo que acaba de pasar en el exterior, y un millón de cosas como esa sucediendo en los años pasados, podría habernos moldeado a mí, y a mis hermanos. La vida habría sido muy diferente si no hubiéramos tenido a mamá. Miro hacia arriba a mis hermanos y me trago aún más emoción.
Camila agarra mi cara de nuevo, y yo miro de regreso a ella.
―¿Estás listo?
―Estoy listo.
―Bueno. Ahora bájame.
Una vez que sus pies tocan el suelo, miro hacia arriba para ver a Paula viéndonos. Está secándose las lágrimas y con una sonrisa que no es sólo para mí, esa sonrisa es para todos. Tiene su mano sobre su pecho y traga. Luego comienza a bajar por la escalera.
Está caminando hacia mí, sonriente, con sus lágrimas aún cayendo. Ahí no hay juego, ni espectáculo, ni dicho. Con su pared abajo ahora, juro que es más bella que nunca.
―Fue una elección obvia para Paula y Pedro pedirme que los casara ―comienza Julian―. Infiernos, miren a Martin y a Emi. Está muy claro que todavía están disfrutando de su vida de casados.
―Claro que sí, lo hacemos ―exclama Martin riendo junto con la habitación.
―Amor. ¿Qué se puede decir acerca de eso que no se haya dicho en siete meses? No, de verdad, no me acuerdo, y honestamente, infiernos, ustedes tampoco; estaban bebiendo, también. ¿Qué hay sobre el amor que no supiera hace siete meses? ―Julian mira a Emilia y a Martin, luego sonríe―. El amor no es sólo un sentimiento; se trata de una acción. Las acciones no requieren palabras floridas ―me mira―, ni de regalos extravagantes. Requiere trabajo. Las
relaciones necesitan trabajo. La palabra no es algo que estos chicos tengan, y no es algo que sus novias rehúyan tampoco. Si no trabajan en ello, si no confían en el otro y
participan en cada parte de cada uno de la vida del otro, se perderán.
Paula se estira y toma su mano, y él le guiña un ojo.
―Tienes una buena mujer aquí, Pedro. No puede hacer una broma de mierda, pero estará muy bien contigo.
Una vez que las personas terminan de reírse, hay silencio durante un minuto.
―Por lo que entiendo, la comunicación es clave para una relación duradera, pero cuando estaba casado, nunca hablamos de comunicación. Una noche en mi antigua vida, mi esposa me comunicó que pensaba que deberíamos salir y divertirnos como antes. Me pareció que era un infierno de idea, por lo le pedí que encendiera la luz del pasillo si llegaba a casa antes que yo. ―Cuando la multitud se ríe, él levanta su mano, deteniéndolos―. Sólo para que lo sepan, no terminó bien. »Hoy, Paula se va a casar con este individuo ―señala hacia mí―, pero él estará recibiendo a esta pequeña princesa, también. Así que tengo un consejo, y
siéntanse libre de ignorarlo porque realmente no tengo una maldita idea de lo que estoy hablando. Camila, cuando tu mamá se ría de sus chistes, es porque tienes compañía, y está siendo amable. Probablemente deberías pretender que te es divertido, también.
Camila comienza a reír. Sé muy bien que no tiene ni idea de lo que está hablando, pero sigue estando divertidísima.
―Pedro, antes de que te deje tomar el paso, quiero que pienses sobre este consejo paternal que recibí cuando era mucho más joven: Si cambias de opinión y te alejas, todos lo entenderemos. Si no lo haces, todos vamos a tener celos como el infierno de ti. Y nunca te pongas en una rodilla por una chica que no se ponga sobre las dos por ti.
De acuerdo, esa mierda era divertida. Julian estaba contando sus chistes.
Paula y yo nos miramos fijamente a los ojos del otro y solo sonreímos.
―Diablos ―dice Julian en el micrófono―. Algunos consejos más para el novio: Te sugiero que simplemente te olvides de cualquier error que cometas de aquí en adelante. El deber de una mujer no es sólo recordártelos, sino hacerlo durante los próximos cincuenta o más años de tu vida. No tiene sentido que los dos carguen esa información. No te preocupes, es completamente normal.
―Ella no haría eso. Soy malditamente casi perfecto, ¿verdad, nena?
Ella sonríe.
―Absolutamente.
―Pedro, también te sugiero que tengas en cuenta que la única diferencia entre cinco años en el trabajo y cinco años de matrimonio es que después de cinco años, tu trabajo todavía apestará. Tu esposa… No te preocupes, es
completamente normal.
Todo el mundo se ríe de nuevo, incluso Paula.
―Mierda, es en ambos sentidos, pequeña mamá.
Ella deja de reír de inmediato, y todo el mundo se ríe más fuerte.
―Tengo un consejo para ti. Tómalo como quieras, Paula: Sólo hay dos veces en que el hombre no va a entender a su esposa, antes y después del matrimonio.
Todo el mundo se ríe, pero se oye la voz de Emilia sobre todos.
―No es cierto cuando te casas con un Alfonso.
―Malditamente loca, pequeña y hermosa dama. ―Martin se ríe y besa a su esposa.
―Si no puedes conseguir que te deje en paz por la noche y necesitas dormir, simplemente dile que quieres hablar de su relación ―le sugiere Julian a Paula―. Si le pides que recoja unas pocas cosas de la tienda y luego añades artículos,
olvidará algo. No será su culpa; sucede.
Miro a Julian y sonrío.
―Te quiero hombre, pero sólo tengo que escuchar dos palabras.
―Dos palabras que te acostumbrarás a escuchar pronto serán “Ahora no” o “¡Eso quisieras!” ―Julian se ríe, después mira a Paula―. ¿Amas a este tipo?
―Mucho.
―¿La amas? ―me pregunta.
―Más de lo que las palabras pueden describir.
―¿Quieres casarte con él? ―le pregunta a Paula.
―Así es. ―Ella me sonríe.
―¿Sabes la suerte que tienes?
Él se ríe mientras mira hacia mí.
―Lo sé.
―¿Qué diablos estás esperando entonces? Dale un beso. ―Julian le entrega el micrófono a Camila.
―Ahora los declaro marido y mujer ―grita demasiado cerca del micrófono―. ¡Y el mejor papá que alguna vez podría tener!
Tomo una respiración profunda y agarro a Paula por la cintura, besándola igual que haría si estuviéramos solos, porque no hay otra manera de hacerlo con ella. Hay silbidos y aplausos, y después, Paula se inclina hacia atrás y yo exploto en una sonrisa más brillante que las luces de Las Vegas.
―El certificado de matrimonio; necesitamos firmarlo. ―Ella sonríe de nuevo.
―Los papeles de adopción, también. ―Pongo los ojos en blanco y me río―. Maldita sea, soy un hombre afortunado.
―Al parecer, eres el mejor papá que ha tenido nunca. ―Lucas se ríe mientras empuja los papeles a mí y me entrega una pluma―. Ven aquí, pequeña chica. Tu mamá y papá tienen una sorpresa para ti también.
―¿Para mí? ―Ella aplaude mientras Martin la sienta en la mesa del bar.
―En realidad, para todos nosotros. ―Sonríe Emi.
―Tu mamá y yo te conseguimos esto. ―Tiro de la cajita de mi bolsillo y se la doy, y ella la abre inmediatamente.
―¿Un collar con un cwown? ―chilla, y apunta―. ¿Con una A?
―Es por “Alfonso” ―digo―. Mi apellido, el apellido de tu mamá…
―Y el mío. ―Lucas le hace cosquillas.
―Y el de Emilia y el de Martin, también.
Cuando parece estar confundida, miro a Paula. Ella sonríe y dice:
―Pedro se convirtió en tu único papá hoy, para que puedas llevar su apellido, también.
―Camila Alfonso ―le digo.
―Entonces, ¿igual que tú, y tú, y tú, y tú, y tú y todos…?
―Brinca.
―Es una gran familia feliz.
―¿Feliz como en “y vivieron felices por siempre”? ―Sonríe―. Me gusta eso. Como en los cuentos.
―Pero mejor ―dice Paula mientras las lágrimas llenan sus ojos.
―¿Son lágrimas de felicidad, mamá?
―A partir de ahora y por siempre, Ris Priss ―dice Paula mientras la abraza y me jala a la mezcla―. Bueno, ahora ¿ayudarías a Emilia por un minuto?
―Emilia Alfonso. ―Se ríe Camila.
―Tía Emi, ahora y siempre ―dice Emilia con los ojos llenos, también.
―¿Son lágrimas de felicidad, tía Emi? ―Camila las limpia y mira su dedo, estudiando la humedad.
―Nada más. ―Martin la agarra―. Ahora vamos a trabajar. Tenemos que alimentar a las masas.
―Necesito que vengas conmigo sólo por un minuto ―dice Paula.
―¿Ah, sí? ―Estoy seguro que me llevará a la oficina. Estoy seguro que ella…―. ¿A dónde vamos? ―pregunto mientras me lleva fuera y se mete en la Escalade.
―Vamos―grita hacia mí, con una sonrisa de oreja a oreja.
Me meto, y ella da un puñetazo.
―Pequeña mamá, ¿a dónde demonios estamos yendo?
―Abre la guantera. Y mira el archivo.
Agarro el archivo de la guantera.
―Es oficial.
―Felicitaciones.-―Ella sonríe mientras conduce más rápido―. Salió hace una semana. Lo siento, pero le pedí a Martin que todavía no te lo dijera.
―¿Qué hay con todo este dinero?
―Las ganancias sobrantes de Las Vegas. El fondo de emergencia. Quiero que lo uses para ayudar a amueblar los apartamentos.
―Y estuvimos en un puto colchón de aire por cuánto tiempo, ¿por qué?
Paula se encoge de hombros.
―¿No era una necesidad? ―Los dos ríen. Ella se da vuelta y me mira seria―. Porque, si necesitaba salir de Detroit, tenía el dinero. Ahora tengo una familia. No iré a ningún sitio.
―Y ahora tengo mis bolas de nuevo, por lo que no te dejaría aunque lo intentaras.
Ella se detiene enfrente del edificio que el banco finalmente acordó vender con impuestos, un edificio que es propiedad libre y clara. Un edificio que no tendrá la carga de una hipoteca pesando sobre él, quitando la tensión de que es un sueño hecho realidad.
―Mira. ―Señala por la ventana del auto. Miro el cartel que cuelga sobre la puerta: Nido de Mamá, se muestra con orgullo por encima de las palabras “El Bien en un mundo de Mal”.
―El mejor día de mi vida ―digo mientras salgo del vehículo―. Ven acá.
Ella está radiante mientras camina rápidamente hacia mí.
Agarro mi teléfono y lo mantengo tan lejos como puedo, después tomo una foto de mi esposa, y el lugar que espero honre la memoria de mamá.
―Te amo, pequeña mamá.
―Te amo, Pedro Alfonso.
***
Mi querida Camila:
Si estás leyendo esto, es que estás creciendo demasiado rápido, aunque
todas las madres sientan igual. Me casé con Pedro hoy, y cuando el tiempo
llegue y conozcas a un chico, un hombre que venga y robe tu corazón, planeo
compartir esto contigo.
Te quise antes de siquiera tenerte en mis brazos. Nadie sabrá nunca la
profundidad de mi amor por ti. Nadie jamás compartirá el vínculo que tenemos.
Por ti, mi Ris Priss, eres la única que sabe lo que tengo en mi corazón desde el
interior. Él late por ti por siempre, mi hija.
Hoy, nos convertimos en una verdadera familia. Hoy, rompí el ciclo del
mal. Hoy, te doy todo lo que nunca he tenido. Hoy, hice un compromiso con
Pedro de amarlo hasta que la muerte nos separe. También hice un
compromiso para que veas nuestro amor en acción a medida que crezcas y te
desarrolles.
El amor es un verbo. Es una acción. El amor es también una emoción. Es
una abrumadora, sensación que todo lo consume. El amor es paciente. El amor
es amable. El amor es incondicional.
Pedro nos ha mostrado tanto amor. Nos ha dado más de lo que hemos
tenido. Nunca imaginé que mi vida podría tener algo bueno… hasta que te tuve,
mi preciosa bebita. Desde el momento en que descubrí que estaba embarazada,
mi vida cambió para siempre y para mejor.
Antes, simplemente existía. Hacía lo que me decían, sin preguntar y sin
fallar. No tenía opciones. Esas me fueron quitadas por situaciones de la vida.
Mi querida bebé, sin importar nada, tienes elección. Como tu tía Emi siempre
dice: El consentimiento es putamente requerido. Eres más grande ahora, pero
deja fuera el “Putamente” para tu querida mamá, por favor.
Eres mi razón de ser, Ris Priss. Eres mi princesa.
Pedro es un buen hombre. Es el tipo de hombre que espero algún día
encuentres para ti misma, el tipo de hombre que te muestre que te ama con sus
acciones, no sólo con sus palabras. El tipo de hombre que es paciente y que
entiende que debe darle espacio a una mujer para que se encuentre a sí misma
si es necesario. El tipo de hombre que sabe cuándo tomar la iniciativa y cuándo
volver atrás y permitirme forjar mi propio camino.
La vida no nos da una mano de ases, pero un hombre como Pedro Alfonso es todos los ases, sin importar lo que las cartas te muestren.
La vida no va a ser toda de color rosa y soleada, pero sin importar tu
situación, aprópiate de ella y supérala. Eres parte de mí. Me tomó mucho tiempo,
pero soy fuerte y también tú lo eres, mi preciosa. Nada puede detenerte.
Al pensar en tu futuro, mi deseo para ti es la felicidad.
Encuentra a un hombre con corazón, con determinación, y con deseo de
ser el bien en un mundo de mal.
Encuentra a un hombre que pueda ser tu luz en la oscuridad. Encuentra
un hombre que sea tu lugar seguro en el cual puedas caer. Encuentra a un
hombre que quiera
dejar un legado.
Tú eres mi bien. Eres mi legado. Te quiero desde mi cabeza hasta la punta
de los dedos de mis pies y más allá.
Con amor de dentro hacia fuera:
Mamá.
Me encantó esta historia.
ResponderEliminarQue lindo final!!! Hermosa la carta para Camila!
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