HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

viernes, 7 de octubre de 2016

CAPITULO 38 (SEGUNDA HISTORIA)





Sorprendido. Estoy anonadado y sin palabras.


No puedo creer lo bien que se sienten esas palabras saliendo finalmente de esa boca atractiva de ella.


Su boca… la necesito, ahora.


Golpeo su boca mientras la empujo contra la pared, saboreándola y a sus palabras. Sus manos están en mi cinturón, después en mi botón, y luego mi pantalón está abajo. Me agarra duro y me acaricia duro, rápido. Mis manos
inmediatamente están encima de la parte posterior de su camiseta, tratando de desabrochar su sujetador.


―Cierres delanteros ―dice agitadamente contra mi boca.


―Joder ―gruño mientras muevo mis manos a la parte delantera y tomo sus pechos, mis pechos.


Ella se aparta y se baja sobre sus rodillas, tomando de inmediato mi pene en su boca, lamiendo, chupando, y putamente adorando mi pene. Se mueve arriba y abajo en mí rápidamente, sus ojos cerrados mientras me toma más
dentro, más rápido, lamiendo, chupando.


―Hijo de puta ―gimo mientras sus uñas se hunden en mi trasero, y me jala más cerca y me toma más dentro.


Después, traga.


―Maldita sea ―gruño―. Joder, pequeña mamá. ¡Mierda, mierda, mierda!


Envuelve alrededor de mí una de sus manos y se inclina hacia atrás, jadeando. Me acaricia mientras pasa sus labios y ve hacia mí, con los ojos llenos de una necesidad animal y un deseo que no he visto desde el callejón.


―Te encanta mi pene, ¿verdad, nena? ―le digo mientras me acaricia más rápido, apretando su agarre.


―Sí ―dice, y luego rápidamente humedece sus labios.


―Es tuyo, nena, todo putamente tuyo ―silbo mientras ella hace círculos con su lengua en mi punta.


―Mío ―dice antes de tomarme profunda de nuevo y jalando sus mejillas.


―Eso es, nena. ¡Mierda! Todo tuyo.


Ella se mueve más rápido, bombeando su puño más duro, y yo estoy putamente ahí.


―Tienes que parar.


―Mío ―dice con mi pene todavía en su boca.


―Nena, vas a tene… ―Ella traga, por lo que su garganta se aprieta, y pierdo mi control―. ¡Dia… blos!


Cuando me chupa hasta dejarme seco, se pone de pie y mira mis ojos. Luego me da una tonta pequeña sonrisa, que no creo que haya visto antes, y agarra mis pelotas.


―Posesión.


―Joder sí, posesión. ―Me río y tiro de ella contra mí―. Joder sí ―digo más suave mientras beso su cuello.


―Te amo.


―Lo siento, Paula. Lo he sentido por un tiempo ahora. ―Toco mi pecho―. Estaba casi convencido que era todo lo que necesitaba, pero vaya si estaba equivocado. Porque finalmente oírte decir esas palabras, pequeña mamá…
―Me detengo y me sacudo las abrumadoras emociones―. Esas palabras me poseyeron en un nivel que es incomprensible para mí.


―Cuando dije esas palabras, me sentí igual, que soy parte de ti, de esto. Me asustó, Pedro. No sabía si podría dártelo y no quitárselo a Camila. En los meses pasados me demostraste lo contrario. La forma en que me amas, la forma
en que la quieres, y la forma en que quieres a tu familia me ha demostrado que está bien decir esas palabras en alto. No se lo quité a ella. En todo caso, lo añadí al amor que siento por ella, y por ti. ―Las lágrimas fluyen por su rostro―. Quiero ser buena. Quiero ser lo suficientemente buena para ti. Nunca podré decirlo lo suficiente. Te amo. Te amo. Te amo. Te…


―Somos uno, pequeña mamá. ―Tiro de su pantalón y ropa interior, y ella se los arranca. Entonces tomo su boca antes de ponerla contra la pared, con fuerza―. Uno.


―Uno ―gime ella.


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