HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

miércoles, 5 de octubre de 2016

CAPITULO 30 (SEGUNDA HISTORIA)





No me jodas, pienso al incorporarme tiempo después de que se haya quedado dormida mientras la observaba. Tranquila, hermosa y satisfecha.


Sin descaro, tampoco.


Cierro los ojos por un momento, todavía pensando en esta pequeña mamá que cree que tiene que ser toda ruda menos con la pequeña… o cuando tengo mis manos sobre ella. 


Nunca antes en mi vida me he encontrado con alguien que casi se queda laxo por mi toque.


Al principio, pensé que se trataba de mí, pero luego supuse que era circunstancial, porque así es como lo ha tenido… sin opción. Con ese entendimiento, con mi ego seriamente desinflado, pero de vuelta ahora, todo se ha amplificado en platino y con el conocimiento de que ella lo siente. Sabe que
voy a dárselo. Diablos, voy a dárselo una y otra vez antes de tomar lo mío. Eso es muy sexy, joder.


Me pongo de pie y el colchón de aire parece un maldito balancín, con ella en el lado de abajo.


Sus ojos se abren mientras se sobresalta y tomo su brazo. 


Entonces, empieza a temblar y a tratar de recuperar el aliento, asustada. Me siento rápidamente y la sostengo, para asegurarle que está despierta y se encuentra bien, y esa resulta ser una mala idea también.


La pequeña mamá es como palomitas de maíz en una fogata.


―Paula ―digo sujetándola.


―¿Qué demonios está pasando? ―jadea.


―Cristo, estás bien; estás temblando.


―¿Estoy bien? No. Yo sólo… sólo…


No puedo evitar sonreír porque, aparte de estar muy asustada, esa mierda ha sido divertida.


Me mira como si estuviera loco y luego veo una sonrisa ampliarse.


―Fuiste pateada en el culo por este maldito colchón de aire. Necesitas una maldita cama.


―Camila necesita un cabecero antes de que yo tenga una cama.


―Nena, tiene un colchón, un somier y un marco para la maldita cama. Creo que ya la pusiste primero y es el momento de que obtengas un colchón. No es que hacerlo contigo aquí no fuera una buena experiencia, pero terminamos en el suelo y…


―Bien, entendido.


―Cama King.


―Queen ―contrarresta.


―Voy a comprarte una…


―No, no lo harás.


―Es un jodido peligro para la seguridad y, si planeas que esté aquí de nuevo, voy a comprar una maldita cama.


―Absolutamente no.


―Bien, entonces usarás un casco.


―Oh, de acuerdo.


Nos miramos a los ojos, determinados a no ceder, y luego sonríe y niega.


―Voy a comprar una cama matrimonial la próxima semana.


―No si quieres hacer esto rápido. Es un regalo, Paula.


―No, es el fin de…


―Pequeña mamá terca.


―Independiente ―me corrige de nuevo.


―Increíblemente sexy. ―Pongo mi boca sobre la de ella, devastando su dulce boquita. Su cuerpo se ablanda contra mí mientras gime y retrocedo―. Necesito salir de aquí antes de que la pequeña despierte.


Se levanta, se pone su camiseta y pantalón de chándal y me sigue hasta la puerta.


―Quiero llevarte a una cita. ¿Puedo tener mis pelotas de regreso el tiempo suficiente como para hacer eso?


Sonríe, y es cegadora y hermosa. Incluso mejor, no hay exterior duro para ocultarse, así que la veo.


―Pequeña mamá, sigue mirándome de esa manera y te voy a tomar aquí mismo. La noche del domingo. No hagas planes. Seremos tú y yo… una cena, una película, si lo deseas, enrollarnos en el estacionamiento y, luego,
terminaremos en la parte de atrás de la Escalade porque voy a necesitar una probada. Después de eso, podrás tener mis pelotas de vuelta, ¿me entiendes?


Sonríe y asiente. Sin discutir, sin dudar.


―¡No me jodas! Tengo que irme. ―Me inclino y tomo su boca de nuevo, después me voy con una erección.






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