HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS
LENGUAJE ADULTO
miércoles, 12 de octubre de 2016
CAPITULO 13 (TERCERA HISTORIA)
Mi noche con Cobra fue probablemente la mejor que he tenido, aparte del momento en que Pedro Alfonso me besó.
Después de que me ayudó a limpiar mis heridas y a poner hielo en mi rostro hinchado, me hizo un plato de sopa. Tuve que reírme de las letras del alfabeto que nadaban en la salsa y casi escupo la comida caliente cuando Cobra sonrió y dijo
que podíamos practicar mis ABC y uno, dos, tres.
Fue entonces cuando le confesé que, de hecho, podía hablar inglés. Después de llamarme chica inteligente, terminamos la noche, ya que eran más de las cuatro de la mañana. Ahora es por la tarde y la novia de Cobra no volvió a casa anoche.
Él parece al borde mientras anda alrededor del lugar.
―¿Necesitas ropa, Ratón?
―Estoy bastante segura de que establecimos que mi nombre es Paula, Jason.
―Ratón te queda más. ―Sonríe y se la devuelvo.
―Tengo ropa en el bolso, gracias. ―Tomo mis cosas y voy al cuarto de baño, donde rápidamente me ducho y visto con vaqueros y una camisa blanca.
Recogiendo mi cabello en una cola de caballo, agrego la cinta verde antes de regresar a la sala de estar de Cobra.
Cobra está vestido con vaqueros desgastados y una apretada camiseta negra.
Sus músculos son claramente visibles y es un hombre bien construido. No hay tatuajes como los de Pedro para distraer la atención de cada flexión y tic de sus brazos. Su cuerpo grita negocio. Aprendí eso de él anoche. Es todo acerca de lo que es. Su negocio es pelear y esa es su vida.
Eso me hace preguntarme lo que impulsa a Pedro a pelear.
También me hace pensar sobre cada uno de sus tatuajes. ¿Qué quieren decir? ¿Son trofeos de sus batallas? ¿Son símbolos de guerras que siguen causando estragos en su corazón?
¿Son simplemente algo que quería?
―¿Ansiosa por encontrar a Alfonso? ―inquiere Cobra, por lo que me pregunto si es tan obvio.
―No tan ansiosa como sé que me puede ayudar.
―La forma en que sujetabas su tarjeta de visita ayer por la noche y ahora, hace que me pregunte si es más que ayuda lo que buscas de Playmaker.
Miro hacia abajo al papel hecho jirones, sabiendo en mi corazón que Cobra tiene razón. Busco más que ayuda. Es una vida lo que quiero y, de alguna manera, me parece que Pedro Alfonso es mi salvavidas. No puedo explicarlo.
Sólo lo sé.
―¿Qué importa? En una ocasión se ofreció a ayudarme y cumple su palabra, ¿verdad? ―pregunto, dándome cuenta de lo poco que sé de él.
―Las acciones hablan más que las palabras, Ratón. ¿Dónde estaba tu caballero cuando lo necesitaste?
Me encojo de hombros, intentado deshacerme de la sensación de que Cobra sabe algo que no está compartiendo conmigo.
―No sé, pero no es como si me estuviera esperando.
―No, pero, ¿por qué depender de Alfonso? Yo te ayudaré, Ratón.
―¿Por qué? ―cuestiono―. ¿Por qué me ayudarías? Pedro conoce mi situación. ¿Por qué de repente te importa?
Algo cruza sus facciones.
―Redención.
―Esa es una palabra poderosa ―replico.
―Soy un mal hombre, Paula. ―Sus palabras envían escalofríos por mi espalda.
¿Qué he hecho? ¿Cómo pude confiar tan fácilmente?
―Fui criado por un mal hombre y me convertí en exactamente lo que más odiaba. ―Pasa las manos por su cabello.
―¿Por qué me dices esto? Me estás asustando.
―¿Alguna vez has escuchado el dicho “Si amas algo, déjalo ir”? ―Asiento―. No puedo dejar que se vaya. Peleamos, Ratón. Missy y yo peleamos. ―Deja caer su cabeza con vergüenza―. Tu rostro, Ratón, le hice eso a ella. Más de una vez.
Jadeo con sorpresa.
―¿Cómo? ¿Por qué?
―Por rabia. Por reacción. Todo tiene sentido en ese momento, pero no una vez que termina. No quiero lastimarla, quiero amarla, pero me enoja tanto.
―No sé mucho, pero el amor no debería ser rabia.
―Ella corre hacia él. Cada puta vez que puede, va a Alfonso. Quiero que corra hacia mí. ―Se encuentra con mi mirada y veo el dolor en sus ojos.
―No puede cuando te tiene miedo.
―Lo sé.
―Creo que debería irme.
Se mueve para estar delante de mí, bloqueando mi camino.
―¿Te asusto, Ratón?
―Sí ―susurro.
―Aparta lo que has averiguado de mí. Antes de eso, ¿te asusté?
Sus palabras vuelven a mí. Me ve como su redención.
―Sí y no. ―Alza las cejas inquisitivamente―. Todo el mundo me da miedo de alguna manera. El que cuidaras de mí anoche, se llevó el miedo.
―¿Crees que la gente puede cambiar?
―Creo que si alguien quiere cambiar, puede hacerlo, pero tiene que ser por sí mismo, no por alguien más.
―Eres muy inteligente, Pequeño Ratón. ―Cobra sonríe―. Deberías saber que Alfonso tiene una reputación.
―Tú también, al parecer.
Suspira
―Cierto. Necesitas saber que puedes contar conmigo también, Paula. No tienes que depender de él. Puedes permanecer aquí tanto tiempo como lo necesites.
A Alfonso le gustan las damas. Le gusta la variedad y cambiar con frecuencia.
Es tiempo para ser fuerte y para mantener la esperanza de que Pedro sea quien mi corazón dice que es.
―No necesito una advertencia, pero gracias.
Sin decir una palabra, se da la vuelta y toma las llaves, y luego salimos de su casa. Al llegar a Alfonso’s, nos encontramos con que el lugar esta lleno. En el exterior, veo a una mujer en lo que parece ser un vestido de novia, gritándole a un hombre mayor, de aspecto desaliñado.
También veo a Pedro de traje y está guapo.
Mi corazón late violentamente en mi pecho mientras la conmoción se detiene y todo el mundo va al interior.
No debería haber venido aquí. Definitivamente este no es el día para molestarlo. Me doy la vuelta y corro alrededor de la esquina al callejón donde Cobra está a la espera. Echa un vistazo a mi rostro y me toma de la mano, llevándome lejos.
Arranca el auto sin decir una palabra.
Conducimos por un tiempo antes de que Cobra me mire y diga:
―No quiero decirte esto, Ratón, pero conociendo a Pedro, probablemente se va a casar con una pobre chica que no sabe que ha mordido más de lo que puede masticar. Infiernos, Missy no volvió a casa. Puede ser la del interior, atándose a él para toda la vida. Esperará lealtad y no la devolverá. Eso lo sé.
Mi mente da vueltas. ¿Pedro no tiene corazón? ¿Es un mujeriego? No sé nada de él.
―No sé qué hacer.
―Quédate conmigo hasta que lo averigües ―afirma Cobra como si fuera tan fácil.
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