HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

viernes, 23 de septiembre de 2016

CAPITULO 34 (PRIMERA HISTORIA)





Mientras pasamos todo el día en el hospital, me doy cuenta de que se mueve un poco más lento.


Le hice eso, y sí, es sexy como la mierda.


Entre hablar con los médicos y las enfermeras, hacer llamadas telefónicas, y ser más paciente que un santo con su anciano, ella viene y se sienta en mi regazo.


—¿Cansada?


—Eh-ajá. —Envuelve sus manos alrededor de mi cuello.


—¿Dolorida? —Ella me mira y asiente—. Me gusta que todavía me sientas, Pau. Me gusta bastante.


—Apuesto a que sí. —Me acaricia de nuevo—. Van a trasladarlo en un par de días.


—Escuché eso. ¿Estás bien con eso?


—Sí. Es un lugar agradable. Si todo va bien, podrá vivir sin ayuda. Tienen esa esperanza.


—Si las cosas no salen perfectas, Pau, vamos a averiguarlo juntos. —Agarro su mano detrás de mi cuello, entrelazo nuestros dedos, y luego beso sus nudillos—. Juntos.



***


Al final de la semana, estamos de vuelta en Detroit, y tan agradecido como estoy que mis hermanos me ayudaran, dejaron una mierda. Pau tiene el día libre, sin embargo, viene conmigo a pesar de todo pero insisto en que se quede en casa. Aun así, me encanta tener ese atractivo, pequeño trasero junto a mí.


Trato de actuar como si no fuera la gran cosa, pero es toda ojos abiertos cuando mira a su alrededor.


—¿Estás bien? —pregunta mientras frota mi espalda.


—Sí —miento.


—Vamos a conseguir que este lugar sea limpiado. Sé que tengo que estar molestándote, ya que estoy molesta.


—Ve a descansar. Estás sangrando y eres una mierda. Tienes que estar cansada.


—No puedo creer que hayas dicho eso. —Se ríe con un bufido.


—No puedo creer que no me dejaras tocarlo —le digo mientras me agacho y froto entre sus piernas.


—Creo que lo vas a hacer. —Da un paso atrás, sacudiendo la cabeza.


La agarro y tiro de ella más cerca.


—Has estado cuidando de mí, pero, Pau, estoy desesperado por enterrar mi lengua…


—Bienvenido de nuevo — interrumpe Gonzalo, saliendo de la parte de atrás, sin camisa y abrochándose los pantalones—. ¿Cómo está tu padre? —Se acerca a Pau y tira de ella a un gran abrazo de oso, ocultando su rostro contra su pecho mientras asiente. Entonces, mientras dos chicas salen a escondidas de la parte de atrás y van a la puerta, él me da un guiño y yo sacudo la cabeza.


Cuando por fin deja de lado a Pau, ella me mira, y yo simplemente me encojo y pongo los ojos en blanco.


—Las cosas están muy bien —dice ella, dando un paso atrás—. Pero este lugar está destrozado. —Le da una mirada, una como la que nuestra mamá nos daba cuando la jodíamos.


Él es atrapado con la guardia baja.


—Bueno, yo…


—Deberías haber hecho que esas dos. —Apunta a la puerta—. Te ayudaran a limpiar en vez de hacerlas salir.


Su mandíbula cae, y pasa la mano por su cabello.


—Ellas, eh, ¿estaban demasiado borrachas para conducir?


Quiero reventar de risa. Gonzalo nunca está en una pérdida de palabras, y Pau está siendo toda mala, sin siquiera rozar su trasero. Estoy jodidamente hambriento de ella ahora.


Mientras él se aclara la garganta y la mira, veo sus ojos. Sé que la mierda está a punto de llegar al ventilador.


—Nena, ni siquiera podían caminar en línea recta, así que, ¿cómo esperas que limpien?


—Parecían estar caminando muy bien. —Ella se ríe mientras se agacha para recoger una botella. Se la entrega a él—. Algún día, podrás manejarlo solo.


—¿Qué? —Él sonríe.


—Simplemente no entiendo por qué necesitabas a la otra chica para ayudarte a salir —dice ella, arrojándola sobre su hombro mientras camina junto a él. Ella me mira y sonríe—. Iré a la cocina.


—Cuando todas las mujeres me pertenezcan —le grita Gonzalo.


¿Qué hace mi pequeña, ruda y sexy? Se voltea y sigue caminando.


Gonzalo me mira.


—Me gustaba más antes de que ustedes dos salieran.


—Sí, bueno, me encanta esa de allí, así que será mejor que te comportes. —Me río mientras camino alrededor de la barra.


—¿Qué demonios acabas de decir? —Jadea Gonzalo.


—Me escuchaste. Ahora agarra una escoba y una bolsa, y vamos a limpiar este lugar antes de que le dé la vuelta a mi mierda.


—Entonces, ¿ella...? —Gesticula una gran barriga.


—Nah —niego.


—Y todavía —dice—. ¿Andarás con ella?


—Cierra la boca y limpia.



***


Al mediodía, el lugar está limpio. Pau está cansada, así que envío su buen, pequeño trasero a casa. Por el resto del día y la noche, no está lleno, pero es constante. Algunos de los lugareños incluso preguntan dónde está. Es una mierda para la mente. Les gusta también, y mejor, porque si me salgo con la mía, será un elemento permanente en breve.


A media noche, el lugar es un pueblo fantasma. 


Normalmente, me gusta pasar el rato y escuchar melodías, pero la única melodía que quiero escuchar en este momento es el pequeño, somnoliento sonido de los ronquidos de Pau cuando duerme.


Me estoy preparando para apagar las luces cuando veo a Lucas cojeando fuera de un taxi. Tropieza a la puerta mientras la abre.


—¿Qué carajos te pasó? —Sus ojos están cerrados por la hinchazón, su rostro cortado, y sé que necesita puntos de sutura.


—La misma mierda, diferente día, hombre.


—¿Te acostaste con su perra de nuevo?


—Nop. No haré eso de nuevo. La dejé que chupara mi pene, sin embargo.


—No hay elección en esta ocasión, Lu, vamos a la sala de emergencias.


Lu es cosido mientras le envío un texto a Gonzalo para que me encuentre. Le pregunto al doc. de emergencias cuánto tiempo tomará, y me dice que una hora por lo menos.
No pasa mucho tiempo antes de que Gonzalo me envíe un texto diciéndome que está en el frente, y le digo a Lu que ya vuelvo.


Él está medio dormido y no da una mierda. Su costilla está rota, pero se tomó pastillas para el dolor.


Abro la puerta del auto de Gonzalo y entro.


—¿Está bien?


—Lo estará, pero esta mierda se terminó. Ese hijo de puta está terminado. —Golpeo el tablero.


—Amigo, no el tablero. —Gonzalo frota donde golpeé—. Déjalo para los putos cobardes que saltaron sobre Lu. ¿De cuántos estamos hablando, por cierto?


—De cuatro, cinco, no estaba seguro.


—Mierda —dice y mira hacia abajo a su camisa—. Voy a arruinar mi camisa.









2 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyyy, qué lindos, están enamorados. Buenísimos los 3 caps.

    ResponderEliminar
  2. Buenísimos los capítulos! Son terribles los hermanos de Pedro!

    ResponderEliminar