HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

miércoles, 21 de septiembre de 2016

CAPITULO 25 (PRIMERA HISTORIA)




La semana pasa, casi igual. Melancólico está de vuelta; sólo que ahora es el amo de la evitación ya que no hemos tenido tiempo a solas, excepto en las primeras horas de la mañana, cuando se desliza en la cama junto a mí y me atrae hacia él. 


Después de mis largos días en el hospital y de los turnos en el bar alcanzándome, estoy demasiado cansada para tratar de hablar con él en mitad de la noche.


Esta noche, sin embargo, no me puede evitar. La noche del jueves es la de las damas. Claro, hemos estado dando vueltas y vueltas sobre yo trabajando el jueves por la noche. 


No quiere que lo haga, pero iré. Añadan a la batalla mi animosidad hacia Sadi, y, sí, Melancólico, iré hacia ti esta noche.


Cambio mi ropa de trabajo por vaqueros y mi camiseta roja con escote favorita. Poniéndome mi mejor sujetador push up, agarro mis bragas “Eye of the Tiger” y me río. Cubriendo mi rostro mientras resoplo, trabajo en prepararme. Igual que Rocky se prepara para una pelea, me estoy poniendo a punto para ir round tras round con nada más y nada menos que Melancólico Alfonso.


Meneo mi trasero mientras dejo la casa de Pedro y voy al bar.


No llevo ni dos segundos en el interior del edificio antes de que su mirada se concentre en mí. Me pavoneo detrás de la barra como si fuese la dueña del lugar. Frotando mi trasero, mentalmente me preparo para entrar en el ring.


Desafío aceptado, Alfonso. Aquí vengo.


Sonrío dulcemente mientras empiezo a quitarme una capa de ropa. Retiro mi gorro, bufanda y guantes, y mi cremallera está por la mitad cuando Pedro de repente se encuentra delante de mí. Su mano cubre la mía, subiendo la cremallera mientras continúo intentando bajarla.


—Pau, ¿qué estás haciendo aquí?


—Trabajando —contesto con una sonrisa enorme, mi mano derecha atrapada bajo la suya alrededor de mi cremallera, mi mano izquierda sosteniendo mis pertenencias.


Froto mi trasero, recordándome mantenerme fuerte.


—Vete a casa, Pau.


—Parece que mi lugar es actualmente inhabitable. Por lo tanto, tengo que trabajar para poder encontrar un hogar más adecuado. —Me encuentro con su mirada, no dando marcha atrás.


—Tus condiciones de vida han estado bien esta semana, Pau. Tienes que trabajar mañana en el hospital y aquí. Vete a casa, alimenta a Floyd y descansa.


—¡Oh, no, no, señor! No conseguirás que me vaya para que puedas colarte en mi cama más tarde y seguir evitándome.


Me toma de la mano y me lleva a su oficina. Dándose la vuelta, se inclina contra su escritorio, poniéndome entre sus piernas. Sus manos descansan en mis caderas.


—No estoy evitándote.


—Umm —digo, alzando la mano para poner mi dedo en mi barbilla—. Qué fue lo que dijiste... que f-f-follamos. —Sonríe ante mi tartamudeo por la palabra—. El consentimiento fue dado. Ahora tengo trabajo que hacer y una deuda que pagar. Me estás evitando y no me gusta. —Me froto mi trasero para darme ánimo silencioso.


Me muevo para bajar mi cremallera de nuevo y su mano cubre otra vez la mía. La aparto, pero vuelve a reposar sobre mi cremallera, sin subirla ni bajarla.


—Joder, estás loca. En serio, malditamente loca.


—Háblame. Fuiste y tomaste decisiones por mí, y entonces sólo te alejaste de mí. —Parpadeo, tratando de mantenerme fuerte.


—Pau, no sé qué diablos estoy haciendo contigo.


—Eso es un comienzo. Tampoco sé lo que estoy haciendo conmigo la mitad del tiempo. —Me río de mi propia broma y se me escapa un resoplido, haciéndome bajar la mirada.


Toma mi barbilla para que lo mire.


—Maldita sea. —Me sonríe—. Pau, no soy el tipo de chico que tiene una relación.


—Nunca te pedí una, ¿verdad? —Mentalmente me doy un puñetazo por mi contestación.


—No usamos condón —afirma con toda claridad.


¿Es por eso que huye de mí? ¿Está preocupado por un embarazo no planeado? ¿Me mudó por una obligación equivocada? Las preguntas se arremolinan en mi cabeza.


¿Un bebé sería tan malo? Claro, no podría mantenerlo, pero, ¿alguien realmente puede estar preparado financieramente para un niño? Sé que Pedro es un buen hombre. Sé que no nos dejaría afuera en el frío, obviamente. Resisto la tentación de pasar mi mano sobre mi inexistente vientre. 


Tener un pequeño Alfonso no estaría mal.


—No, no lo hicimos. Somos dos adultos, sin embargo. 
Cuando llegue el momento de saber algo de una manera u otra, podremos hablar de ello. Bueno, eso es, si no me evitas para siempre. —Mis palabras están llenas de una mala actitud que no tenía planeada. Estoy molesta con su frialdad hacia mí desde nuestro percance.


—Pau, mira, me preocupo por ti.


Lo observo sin decir nada por un momento. Este es el fin…


—Guárdatelo. No hay necesidad de que me des el discurso “no eres tú, soy yo”. Esa es una salida fácil, y ambos lo sabemos.


Alza las manos y ahueca mi rostro, acercándome a él, besándome. Nuestros dientes chocan mientras la pasión estalla entre nosotros. Cuando se retira, me quedo sin aliento.


—¿Se siente como una salida fácil? Pau, no sé cómo hacer todo esto. Concédeme algo de paciencia y comprensión. Entraste en mi mundo y todo cambió. No puedo dejar de pensar en ti.


Me muerdo el labio, tratando de no sonreír.


—Haces que todo se sienta bien, Pedro. Contigo, siento que todo es como debe ser, que todo va a estar bien, después de todo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario