HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS
LENGUAJE ADULTO
viernes, 14 de octubre de 2016
CAPITULO 21 (TERCERA HISTORIA)
Hola ―le digo con timidez, abriéndole la puerta a Emilia Alfonso.
Ella sonríe grande hacia mí desde detrás de sus gafas.
Tiene esta facilidad que me tranquiliza.
Emilia se mueve a la sala de estar y deja caer bolsas de compras en el sofá.
―Muy bien, chica, ¡es el momento de pasar un buen rato! ―Su entusiasmo burbujea, y resopla, haciendo que me tape la boca para ocultar mi propia risa―. No sé lo que te gusta, pero Pedro me dio el tamaño de lo que ha estado
comprándote, y compré un poco de cosas variadas. Puedo regresar lo que no te guste.
Hago una pausa, tomando el momento. Por primera vez en toda mi vida, una mujer me compró ropa. Nunca he tenido nada comprado para mí por una mujer.
Una gran cantidad de mis cosas en realidad procedían de los inquilinos desalojados cuando repasábamos su contenido después de que se iban o de personas que se mudaban y sólo dejaban su basura detrás. Me enseñé a coser a mano con un pequeño estuche de costura suficiente para reparar lo desgastado y que me quedara.
Mi vida se siente como que estoy en un loco carrusel. Estoy dando vueltas y vueltas. ¿Podré parar? Cuando vaya fuera y al mundo real, ¿qué sucederá entonces? Mi papá está muerto. Estoy escondida en una habitación de hotel,
confiando en que no maté al hombre que me dio la vida, basada en la palabra de un hombre que apenas conozco. De repente, todo es borroso, y la habitación está girando.
Me siento en el sofá y dejo caer mi cabeza en mis manos.
―¿Paula? ―dice Emilia en voz baja.
Miro hacia ella, sintiéndome como una niña.
―Pedro odia a mi padre. ¿Me habrá dicho la verdad sobre su muerte? No he tenido mucho en la vida, pero todo lo que tuvimos hasta hace seis meses, literalmente todo, fue proporcionado por él. Ahora se ha ido, y probablemente yo
lo causé.
―Esto se supone que es divertido, no estés triste. ―Se frota su trasero, y estoy ansiosa por ver si tiene comezón―. Vive el momento.
Alzo una ceja en pregunta.
―No conozco todos tus problemas, pero sí sé que significas algo para Pedro. Para los Alfonso, todo es acerca de la familia. ―Empieza a frotar su trasero de nuevo, después se detiene, mordiéndose el labio inferior―. Vive el momento. En
este instante, deja de lado todo lo que sucede en tu cabeza y vamos a tener tiempo de chicas. No nos conocemos, pero espero que, al final del día, lo hagamos.
Y es cuando mi día con Emilia comienza. Ella es un petardo, llena de energía. Incluso con su pequeña panza, no se mueve más lento.
Me pruebo varios conjuntos de los que no puedo recordar cuál parte de abajo va con qué top en más de la mitad. Ella se ríe y resopla cuando llegamos a la bolsa final.
―Paula, debería decirte algunas cosas.
―Esta bien ―digo con cautela.
―¡Me encantan las bragas! ―chilla, su energía contagiosa. El tiempo con ella me ha permitido no pensar en el futuro o en el pasado, sino estar en el momento.
―¿Alguna vez alguien te ha dicho que estas loca?
El calor golpea sus ojos.
―Martin lo hace todo el tiempo.
Las dos nos reímos. Entonces hago una pausa. ¿Cuándo fue la última vez que me reí antes de Pedro? Las emociones me inundan. No puedo recordar una sola vez que me haya reído con mi padre. Emi ha pasado horas aquí, hablando de la familia Alfonso y su familia con su madre y medios hermanos, así como con su padre, quien se está recuperando. Tiene a todas estas personas a su alrededor, y se ríe libremente, sin embargo, yo nunca me he reído con la única familia que tengo, corrección: que tenía.
Todo se ha ido. El tiempo se ha ido. No puede regresar. El tiempo no se puede borrar, y el pasado no se puede cambiar.
Mi madre murió protegiéndome. Mi padre murió por mis manos.
Poniéndome de pie, corro al baño, donde vomito. Emi se encuentra en la puerta mientras trato de contener las arcadas. Entonces se acerca y moja un paño y comienza a calmarme limpiando mi cara.
―¿Quieres hablar de ello?
―Maté a mi padre. Nunca me reí hasta Alfonso. No sé lo que es una familia ―comienzo divagando todos mis secretos―. Pretendo no hablar inglés para evitar la verdad. Que probablemente sea enviada de vuelta a mi país, un lugar en el que no he estado desde que estaba en pañales.
―Mas despacio, hermana.
―Hermana ―le susurro―. Nunca he tenido una de esas. Nunca he tenido a nadie.
―Bueno, tienes a los Alfonso ahora. No somos muchos, pero estamos creciendo todos los días. ―Se frota el vientre para dar énfasis y sonríe―. No estas sola, Paula. Tampoco mataste a tu padre. No sé lo que pasó, pero sí conozco a los
hermanos Alfonso. No hay manera de que Pedro me tuviera aquí... ―mueve su pulgar a su pecho―... si tú... ―apunta hacia mí―... hubieras matado a alguien. Diablos, no hay manera de que me tuviera aquí si incluso hubieras matado a un insecto.
Le doy una media sonrisa.
―Límpiate. Es hora de hablar de una de mis cosas favoritas... ¡las bragas! ―Sonríe, y puedo ver en sus ojos que realmente le importo.
Sale del baño para darme privacidad.
¿Es así como son las familias reales? ¿De fácil aceptación?
He leído sobre el amor incondicional, sin embargo, nunca pensé que podría ser real. No sé qué es el amor, pero sí sé que, en los pasados seis meses, Pedro Alfonso se ha preocupado por mí más que nadie en toda mi vida. No sé cómo describir lo que siento por él.
Sólo de pensarlo me hace sentir nudos. Ansío su tiempo, su atención, y su toque.
Me limpio y voy de regreso a Emilia para encontrar que ha extendido todo tipo de ropa interior en la cama. Son de diferentes cortes, de diferentes colores, ¡y algunos incluso tienen palabras!
Ella sostiene un par, y leo las letras en la parte trasera: Vive el momento. Los arroja hacia mí.
―El especial de hoy. ―Se ríe, pero no entiendo la broma―. Uso mi ropa interior para potenciación. Los dichos me ayudan a recordar las cosas buenas y a mantener la motivación para seguir adelante en los momentos difíciles.
Sosteniendo la tela en la mano, lo entiendo, así que sonrío.
Entonces me acerco y miro la amplia gama de prendas interiores: sujetadores de cordones, bragas de seda, pantalones cortos de niño, de corte estilo bikini, tangas y... oh mi.
Siento que Victoria Secret pudo haber vomitado el catálogo de primavera en la cama. He visto los anuncios cuando he estado en línea por la escuela. Vicki no guarda un secreto más.
―Emilia, ¿todo esto es realmente necesario?
―¡Totalmente! No se trata de lo que llevas, Paula. Es la forma en que te hace sentir. Las piezas más cercanas a tu cuerpo desnudo son tus sostenes y bragas, así que deben hacerte sentir bien desde el principio. Si tienes... ―jadea―... bragas incómodas o feas, no te sentirás bien, incluso en un vestido de diseñador. La confianza comienza desde el interior y encuentra su camino a la salida. Lo que hay debajo siempre es más importante que el exterior de todo. Las
bragas son cruciales.
―Bueno, esta bien, entonces. ―Quiero añadir, si tú lo dices, pero no lo hago.
Lo que dice tiene sentido, aunque suene loco. Estoy empezando a entender que es simplemente Emilia Alfonso.
Nunca me he preocupado por la ropa antes o por mi ropa interior, siempre y cuando estuviera limpia. En realidad, no es que alguien fuera a verme.
Después de pasar por encima de ellos, me ayuda a escoger mi traje para mi cumpleaños y me dice que Pedro estará aquí para celebrar conmigo. Al parecer, alguien cercano a él falleció, por lo que no puede venir a verme más pronto.
Mi pecho me duele literalmente por él. Quiero estar allí para consolarlo.
Quiero saber a quién perdió. Quiero saber todo y nada sobre el hombre que me ha dado tanto.
Emilia se queda para cenar y para el postre, durante el cual se abre y me habla de algunos de sus propios secretos. Ha sido agradable no pasar el día entero sola.
Una noche más, y luego será mi cumpleaños. Mi cumpleaños, en el que por fin voy a ver a Pedro de nuevo.
Me acomodo en la cama después de tomar un baño. Mi nuevo camisón de seda se siente como el cielo mientras muevo los dedos de mis pies en las zapatillas.
No tengo que ocultarlas más, y no tengo que dormir con ellas, pero de alguna manera lo hago al mismo tiempo. Han sido mi pedazo de Pedro conmigo todas las noches durante todos estos meses. Si no puede estar aquí, entonces estas son la mejor alternativa.
Cuando la canción de campeón se hace eco de la mesilla de noche, tomo el teléfono y sonrío al ver que campeón parpadear en la pantalla con una foto de Pedro.
―Hola―respondo.
―Pauly ―me saluda―. ¿Qué tal tu día?
―Interesante. Siento tu pérdida ―comienzo y Pedro me detiene.
―No quiero hablar de eso esta noche, pequeña. ¿Te divertiste con Emilia?
Quiero que sienta que puede hablar conmigo. No quiero presionarlo y no quiero ponerlo triste. Por ahora, le daré la distracción que parece estar buscando.
―¡Esta loca! ―Me río―. Pero en el buen sentido ―comienzo a explicar.
―Confía en mí, lo sé. Es la mejor, ¿verdad? ―Su admiración es evidente en su tono.
―Eres el mejor, Pedro Alfonso.
―Sólo soy un tipo que tuvo una mamá que le enseñó lo correcto, Pauly.
―Gracias ―le susurro.
―¿Por qué?
―Por todo.
―Gracias a mamá Alfonso. Soy su legado.
Su tatuaje baila inmediatamente en mi mente.
―Eres otra cosa, Pedro.
―La familia es todo, Pauly. No se trata de la sangre. Se trata del amor y de estar de pie juntos en esto.
―Emi necesita bragas para eso. ―Me río, y él se queda sin aliento.
―¿Qué? No sé si quiero oír hablar de las bragas de mi cuñada.
―El consentimiento es... ―Hago una pausa, mi acento de repente es pesado―, putamente necesario.
―¿Qué, pequeña?
―Emilia me dio las bragas que dicen “El consentimiento es Putamente Necesario” pienso que son mis nuevas favoritas.
―¿Qué sabes tú acerca del puto consentimiento?
―Sé sobre el buen toque y el mal toque. Sé que Emi no lo ha tenido fácil, y que su consentimiento no siempre fue dado.
―Oh, demonios, ustedes dos definitivamente tuvieron un buen día juntas. No sé acerca de esa conversación, pequeña.
―Bueno, sé que mañana es mi cumpleaños, y que quiero que sepas... ―Me detengo, sin estar segura de si puedo decir las palabras―. Que mi consentimiento ha sido putamente dado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario