HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

martes, 20 de septiembre de 2016

CAPITULO 22 (PRIMERA HISTORIA)




Cálida. Tranquila. Oscuridad. A salvo. Los fuertes brazos tatuados de Pedro se envuelven firmemente a mi alrededor. Mi pierna sobre él, mi brazo a su alrededor, mi cuerpo medio encima de él y siento una quemadura profunda en mi interior por tenerlo. Tiene un brazo debajo de mí, descansando solo en la cima de mi trasero, mientras la otra está sobre mí, su mano relajada en mi espalda.


Excitándose más, mi cuerpo se llena de vida con cada respiración que él toma. Muevo la cabeza y se ríe debajo de mí mientras mis ojos se posan en su creciente erección.


—¿Ves algo que te guste? —Su voz profunda vibra a través de su pecho, sonando más sexy que nunca.


En lugar de responder, me subo encima y lo beso. Moviendo las manos a ambos lados de su cabeza, llevo mis labios lentamente a los suyos. Espero el rechazo, solamente que no viene. Sus labios se abren y entonces, mi lengua se desliza en el interior, mientras sus manos se mueven hacia abajo para tomar mi trasero en su gran pantalón. “Con clase y fabulosa”. Esto es fabuloso.


Mis pezones se endurecen contra la tela de su camiseta mientras soy muy mala con su labio inferior antes de alejarme. Busco sus ojos, preguntándome qué sucederá después.


—Consentimiento jodidamente dado, si eso es lo que estás buscando.


Cuando asiento y muerdo mi labio, me pone rápidamente sobre mi espalda mientras devora mi boca. Envuelvo mis piernas alrededor suyo y me arqueo hacia él. Queriendo, necesitando y jadeando con deseo, soy insensible y salvaje.


Mueve las manos a mis caderas, tirando de la cintura de mi pantalón. Dejando caer mis piernas, levanto mis caderas para ayudarlo en sus esfuerzos por desnudarme, abriéndome a él.


Sus ojos se oscurecen de lujuria. Creo que se va a sentar sobre mí y a besarme de nuevo, pero cuando estiro mis manos para pasarlas por su cabello, se mueve hacia abajo, besando mi vientre.


—Tengo que probar esa dulce vagina de nuevo.


Antes de que pueda registrar lo que me está diciendo, sus labios están sobre mí... no. Me estremezco, sintiendo un escalofrío y oh, me sacudo. Su lengua me está trabajando como nunca antes. Me acuerdo del armario, pero esto es mucho más.


Dedos tiran de mis labios para separarlos mientras su lengua me lame, dando vueltas y luego chupa. Estrellas bailan detrás de mis párpados, mientras solo puedo agarrar las sábanas y montar mi orgasmo.


Se ríe contra mí, enviando vibraciones por encima de mi núcleo. Un dedo se desliza dentro de mí y me tenso automáticamente alrededor del único dedo.


—Tan malditamente dulce —susurra Pedro contra mí mientras sus dedos se mueven dentro y fuera, mientras su lengua sigue trabajando su magia.


No se necesita mucho antes de que comience de nuevo dentro de mí. Mis muslos agarran su cabeza por propia voluntad.


Quitando el dedo, pone ambas manos sobre mis muslos internos en la coyuntura para apartar mis piernas de él. Una vez que tiene un poco de espacio, su lengua se sumerge dentro de mí y, entonces, mueve la cabeza atrás y adelante. 


Las sensaciones me abruman mientras su vello facial frota el interior de mis muslos y su lengua me penetra, enviándome sobre el borde del olvido.


Hecha la cabeza hacia atrás, sonriendo como un hombre que acaba de ganar una medalla de oro. Luego, tomando el dobladillo de la camisa que llevo, la desliza hacia arriba. 


Cuando me muevo hacia arriba, me la quita de forma rápida y la arroja a un lado.


Antes de que pueda recuperarme o controlar mi cuerpo, su boca está en mi pecho izquierdo, chupando. Ansiosamente me arqueo, lista de nuevo para más.


Me hace hambrienta de deseo, necesitada de lujuria y superada con la sensualidad de una manera que no se siente mal. No, me hace sentir poderosa.


Inclinándome, pongo mis manos a cada lado de su rostro y lo tiro hacia mí por un beso, degustándome en él. Solo me excita más.


Envuelvo mis piernas en torno a él, meciéndome en su erección cubierta con el pantalón. Lo deseo. Lo necesito. 


Mira por dónde, tengo que tenerlo.


Sintiendo mi urgencia, Pedro se aleja para quitarse el pantalón y toma el condón de su mesita de noche. 


Rápidamente, se lo pone. Entonces, rueda sobre su espalda, prácticamente recogiéndome y me pone encima de él. 


Mientras nos acomoda, solo coloca su punta en mi apertura, dejándome a cargo.


Dirijo esta madre...


Me hago cargo. Me deslizo hacia abajo lentamente, dejando que mi cuerpo se ajuste a su tamaño. Cuando me levanto de nuevo, no me inclino para esconderme de él. En cambio, me recuesto, con las dos manos sobre sus muslos detrás de mí, mientras lo monto con todo lo que puedo. Está tratando de contenerse, pero no toma mucho tiempo antes de que sus manos estén en mis caderas, controlando el ritmo con el que se desliza dentro y fuera de mi resbaladizo calor. Estoy ardiendo mientras mi cuerpo tiembla.


Inclinándome, chupa mi pezón antes de soltarlo con un chasquido y eso es todo lo que toma ponerme sobre el borde de nuevo. Mientras me quedo floja me corro.


Se empuja en mí tres veces más antes de que lo sienta apretarse debajo de mí con su lanzamiento. Agotada, solo puedo permitir que me bese suavemente antes de apartarme de él y ponerme de lado.


Apenas me pongo la camisa y mis bragas de nuevo cuando el agotamiento se hace cargo. Caigo dormida rápidamente antes de que pueda volver de desechar el condón


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