HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

viernes, 30 de septiembre de 2016

CAPITULO 16 (SEGUNDA HISTORIA)





Nos detenemos frente a la casa de Martin en un taxi y Camila se asoma por la ventana.


―Está verde aquí.


―Claro que lo está. ―Salgo y tomo a la pequeña porque, honestamente, estoy pensando que Paula podría cerrar la puerta y bloquearla antes de decirle al taxista que arranque y la saque de aquí.


Sostengo a Camila en un brazo y tomo las bolsas del maletero del taxista.


Después, le pago y veo a Paula echar un vistazo a su alrededor con escepticismo.


―Mira lo que trajo el gato. ―Miro hacia atrás cuando la puerta del garaje se abre para ver a Martin, Lucas y Emilia caminar hacia nosotros.


―Sorpresa. ―Me río―. Camila, estos dos payasos son mis hermanos, Martin y Lucas, y esta de aquí es Emi, mi cuñada.


Sale de mis brazos y hace una pequeña reverencia de princesa.


―¿Cómo están?


―Pequeña, son sólo personas como nosotros; guarda esa mier… ―Paula me da un codazo―. Ups, mi culpa. Guarda esas cosas para la reina. ―Empiezo a presentar a Paula―. Esta es mi… eh... mi...


―Soy Paula, amiga de Pedro. ―Se acerca y estrecha sus manos.


―Vamos a llevarnos la camioneta ―digo―, dirigirnos a la carretera, encontrar un lugar donde alojarnos y…


―Tonterías, se quedarán aquí. ―Emi se agacha y le sonríe a Camila―. No quieres quedarte en un soso y viejo hotel, ¿verdad?


Sonríe y se encoge de hombros.


―Tenemos un montón de espacio aquí.


―Emi ―Martin envuelve el brazo alrededor de su cintura―, son más que bienvenidos a quedarse, pero si no quieren…


―¿Qué te parece, Paula? ―pregunto―. ¿Quieres quedarte aquí por un par de días?


―Eso sería agradable. Gracias ―responde con timidez, mientras sigue asimilándolo todo.


―Bien. Ahora los chicos pueden tomar las maletas y las chicas vamos a encontrar la habitación de Camila. Ya es tarde, deben estar cansadas ―dice Emi, de pie y sonriéndole a Paula.


―Nop. ―Camila sonríe y toma tanto la mano de Emilia como la de Pau.


Una vez en el interior del garaje, miro a mis hermanos.


―No me juzguen. Sí, debería haber llamado, pero no hubo tiempo y no estaba seguro de que ella fuera a venir.


―¿Es tu chica? ―pregunta Martin.


―Joder, es sexy. ―Lucas me guiña.


―Es una amiga que está en problemas con su futuro exmarido, escoria de la tierra, prestamista de Las Vegas. Cree que le debe algo y amenazó con llevarse a la niña. No sucederá en mi turno.


―¿Por qué la cuidas si no te la follas? ―pregunta Lucas.


―Respeta, Lu ―le advierte Martin.


―Encuentro fortuito, ni siquiera sabía que tenía una niña.


―¿Estás bien con eso? ―cuestiona Lucas.


―Es la chica más sexy que he tenido. Erección asegurada. Puede que tenga un problema.


―¿Un problema? ―inquiere Martin.


―Sí. Es obstinada, tiene muros tan altos como el sol. Cree que tiene que mantener las cosas a mano, tiene miedo de deberle a alguien. Y es igual con el sexo. Insiste en estar al mismo nivel.


―¿Dónde está el problema con eso? ―pregunta Lu, luego se ríe.


Martin y yo simplemente lo miramos.


―Bueno, está bien, no se lo daremos así. ―Asiente.


―Se lo daremos mejor ―digo mientras le palmeo la espalda―. Estoy hambriento. Vamos y pediré la cena.


La cena es divertida. A Camila le encanta la pizza y nos entretiene. Esa niña es lo bastante pequeña para no mostrar heridas de batalla. Va a romper este maldito ciclo. ¿Por qué? 


Debido a que su mamá es muy fuerte y la quiere muchísimo y va a hacer que suceda.


Paula está callada, muy callada. No puedo incluso contar la cantidad de veces que la veo mirar a la puerta como si quisiera huir. No soy el único que se da cuenta. Mis hermanos y Emi también ven esa mierda.


Camila escoge la habitación en la que nunca hemos dormido, la habitación que Martin había montado pensando en mamá. Un dormitorio donde no se quedó ni una sola vez.


Después de que Paula baña a Camila, las dos agradecen a todos y luego se van a la cama.


Martin se dirige de nuevo al bar para cerrar y Lu dice que va al gimnasio.


Ya es tarde. Estoy seguro de que va a golpear algo, pero mi conjetura es que no sólo será el gimnasio.


―Las cosas seguro que cambian en un abrir y cerrar de ojos ―dice Emi mientras limpia la mesa de café donde todos hemos comido.


―Es una buena chica, sólo necesitaba un descanso.


―Eres un buen hombre, Pedro. Todos ustedes lo son. Pero, por favor, concédeme una cosa.


―Lo que sea, ya lo sabes.


―No dejes caer a Paula si no eres lo suficientemente fuerte como para sostenerlas a las dos. Y no olvides cuán importante es esa niña, si su madre y tú terminan juntos. Recuerda, estaba junto a su madre primero. Y no caigas si no piensas que Paula puede devolverte el amor que sé que eres capaz de dar.


―Escucha, Emi, ni siquiera voy a tocar eso otra vez. ―Le doy un codazo juguetonamente.


―Ajá. Estoy hablando en serio, Pedro. También mereces ser feliz. Es tan vulnerable y está tan asustada, y no puedes…


―Pau, fui criado por una mujer que fue lo suficientemente fuerte como para quedarse. Nunca pondré a una mujer en una posición así. La ayudaré a ganar su libertad. Eso es todo lo que quiere para sí misma y esa pequeña niña.


Por la mañana, me despierto temprano y salgo de mi habitación para encontrar a Paula allí de pie, mirando alrededor. Me detengo y la observo, queriendo saber en qué está pensando. En sus ojos, veo una mirada perdida. De
hecho, no se ve sólo perdida, sino como si se sintiera enjaulada.


No quiero que tenga la idea equivocada sobre por qué la observo.


―Buenos días ―le digo cuando paso a su lado―. ¿Café?


―Eh… yo… eh…


―¿Lo tomas negro?


―Tengo que encontrar una tienda de comestibles.


―Bien. Pero hasta entonces…


―¿Vienes mucho aquí? ―me interrumpe―. Tienes una habitación. ¿Tú…?


―Me quedo en Las Vegas hasta que junto lo suficiente como para volver a casa por un tiempo. Entonces, me quedo con mi familia. Si quiero trabajar, lo hago en el bar. Martin es propietario de un lugar más abajo en la calle.


―Necesito…


―Cualquier cosa que sea, lo conseguiremos.


―Necesito un trabajo ―espeta.


―Hecho ―escucho decir a Martin mientras baja por las escaleras―. Atrapé a una de mis chicas drogándose cuando fui a recoger el dinero anoche. Esa mierda no sucederá en Alfonso’s. Si estás limpia y deseas un puesto de trabajo, es tuyo. Emi o yo podemos entrenarte…


―Ella trabajaba… ―lo interrumpo.


―Tengo experiencia ―me corta―. Trabajaba como camarera de cóctel en Las Vegas, incluso he sustituido a los barman cuando necesitaban un descanso.


―En mi bar se sirve cerveza de barril y tragos ―dice Martin.


―No puedo empezar esta noche. Necesito encontrar cuidado de niños. ―Veo sus ojos moverse sin control, como si estuviera tratando de resolver todas las cosas por sí sola. Joder, lo odio.


―¿Confías en mí para que la cuide? ―pregunto.


―Como si tuviera alguna opción ―murmura.


Me dirijo hacia el baño antes de que diga algo de mierda de la que no me pueda retractar, pero me detengo cuando la escucho hablar.


―No vas a llevarla a ningún lugar, ¿verdad? No tienes asiento de auto y no conozco la zona.


―No, vamos a pasar el rato aquí.



No hay comentarios:

Publicar un comentario