HISTORIA DE Chelsea Camaron y MJ FIELDS

LENGUAJE ADULTO

lunes, 3 de octubre de 2016

CAPITULO 25 (SEGUNDA HISTORIA)





Me detengo en la puerta de la habitación destinada en un principio a mamá, luego ocupada por Paula y Camila. Odio ver que está vacía, aunque por un tiempo no pudo haber sido más perfecta… para ella y para esa pequeña chica. Ni
siquiera voy a mentirme, su marcha es la segunda cosa más difícil con la que he tenido que lidiar.


Paula era fuerte cuando la conocí, feroz, en realidad. Nunca, ni en un millón de años, hubiese pensado que ella sintió que ese imbécil realmente era su dueño. Teniendo en cuenta lo que pasó, entiendo que necesitase construir un muro. Quería un muro fuerte y no solo por ella.


La pequeña necesita a su mamá fuerte, feroz e independiente; y lo está viendo en este momento. Incluso el miércoles por la noche, en mi noche con ella, me dijo: Mami está feliz todo el tiempo. Esas noches la saco del nido, por así decirlo, y tenemos nuestra cena.


El nuevo nido de Paula. El nido original, la casa en la que mi familia adoptó a mis dos chicas, era genial para las dos. Y para nosotros, también. Estoy triste de ver que ese momento terminó.


Sin embargo, ahora la pequeña chica y yo tenemos nuestro uno contra uno los miércoles por la noche y maldita sea si no me hace abrirle las puertas y esas cosas. Es la primera vez en mi vida que invité a cenar a alguien que en realidad ha tocado la fibra sensible Alfonso. Bueno, fueron pollo frito, patatas fritas y batidos, pero maldita sea, era un paso.


Algún día, pronto, le daría eso a la pequeña mamá Paula.


―¿Estás bien? ―pregunta Martin detrás de mí.


―Los lunes por la noche, quiero el bar ―le indico a Martin, mirando por encima del hombro.


―¿Para?


―Cartas, hombre. Necesito eso. También necesitaré un par de noches en la barra.


―Estoy de acuerdo con eso. Emi se molesta cuando entrena a alguien y luego los atrapa jodiéndola, por lo que insiste en estar ahí un par de noches. Sin embargo, me gustaría su pequeño trasero en casa más a menudo. Los fines de semana son increíblemente ajetreados, también, si puedes trabajar entonces. Sally, yo, Emi y, en ocasiones, Lucas apenas podemos mantenernos al día. Si quieres…


―Voy a echar una mano cuando sea, pero tengo planes propios.


―¿Atlantic City? ¿Reno?


―No, hombre, me quedaré aquí para siempre. Dejé a As en Las Vegas, se retiró. También venderé mi casa en Atlantic City. Ahora quiero algo más. Aprecio el trabajo y sé que es solo para tres o cuatro horas los viernes y sábados cuando
estés abrumado. No tengo intención de quitarte dinero del bolsillo.


―Dile eso a ti mismo, porque sé que necesito la ayuda. Es más barato pagarte a ti que a uno de esos idiotas que me quieren robar a ciegas.


―Por ahora, voy a tomarlo.


―“Gánatelo”, hombre. No “tomes” mierda.


―Excelente. Con mucho gusto entraré, incluso cuando haya ordenado mi mierda.


―¿Quieres compartir tus planes conmigo?


―Aún no. Todavía tengo que observar lo que vendrá antes de hacer el movimiento.


―¿Estás libre esta noche? ―pregunta Martin en mi puerta.


―Seguro, ¿qué pasa?


―Hoy hace dos meses que Emi y yo nos casamos. Iba a cenar en el bar, pero prefiero comer en la cama. ¿Te importaría bajar y ayudarme a cerrar más tarde?


―¿Quién está trabajando?


―¿Importa? ―cuestiona.


―Es noche de jueves, Paula está trabajando ―determino y asiente―. Claro, puedo manejarlo.


―El correo llegó hoy con algo de una compañía de seguros y algo de la policía de Las Vegas.


―¡No me jodas!


Me acerco y tomo los sobres del mostrador, luego voy a mi habitación, donde abro el de la policía de Las Vegas. Al parecer, Monte se declaró no culpable. No tengo ni idea de cómo cree el idiota que puede lograr eso. Me hace reír a carcajadas, hasta que leo la parte de que seré llamado a declarar en su contra.


Ahora la pequeña mamá lo sabrá y sé que va a estar molesta. Quería decírselo antes que después. Sin embargo, tengo un par de semanas. Tres, para ser exactos.


Joder, ya está enojada. Realmente me esfuerzo mantener el contacto físico al mínimo, pero todavía le doy un abrazo de vez en cuando. Juro que es rápido, sin embargo, o estaría andando con una erección.


La veo mirarme los labios y sé que me quiere en esa boca tanto como yo; pero todavía no, no puedo hacerlo. Las cosas tienen que estar sólidas y estoy malditamente seguro que es la que hará el primer movimiento. Pero que Dios la ayude cuando lo haga.


El siguiente sobre es el cheque en su totalidad del seguro de mi auto.


El dinero me vendrá muy bien, pero todavía me molesta la forma en que ese imbécil trató de joderme. Obtendrá lo suyo. 


En prisión alguien le joderá por el culo y, entonces, verá cómo se siente ser follado desde atrás sin una puta advertencia.





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